Los sistemas de extracción de monóxido de carbono o CO2 de los estacionamientos evitan las altas concentraciones de este gas. Este gas es detectado por un sensor de monóxido que activa los motores de inyección y extracción, que se apagan cuando se alcanza un nivel mínimo de CO2, automatizando el proceso. Extrae el aire viciado y refresca el aire fresco.